La política exterior del próximo gobierno

19. A veces se señala que los instrumentos de acción exterior española (diplomacia, comercio, cultura, seguridad, cooperación, etc.) están descoordinados por mala cooperación entre el sector público y privado, por conflictos ocasionales con las comunidades autónomas o por fragmentación departamental. ¿Qué cambios cree necesarios para vertebrar mejor esos instrumentos? ¿Qué papel cree que debe asumir la Presidencia del Gobierno en ese sentido?

Partido Popular

Considero que existe un alto grado de coordinación, aunque evidentemente todos debemos de trabajar para mejorarlo y reducir posibles disfunciones. En gran medida ese es uno de los objetivos de la Ley y la Estrategia de Acción Exterior, mejorar la coordinación de los distintos actores que tienen proyección exterior, respetando el marco constitucional que establece que la política exterior es competencia exclusiva del Estado y su dirección corresponde al gobierno. Para ello la Ley desarrolla las competencias del Consejo de Política Exterior, órgano colegiado que se configura como órgano asesor del presidente del gobierno.

Con este sistema, sin perjuicio del papel de planificación, ejecución y coordinación de la política exterior que se atribuye al ministro de Asuntos Exteriores y de Cooperación, se da por tanto una mayor responsabilidad a la Presidencia del Gobierno en la coordinación e impulso de la acción exterior del Estado, con objeto de afrontar más eficazmente la realidad un Estado moderno con diversos niveles políticos y administrativos que a su vez pueden proyectar su acción hacia el exterior en el marco competencial establecido por la Constitución.

Creo que España necesita poder alcanzar objetivos estratégicos, poniendo todos los instrumentos de la acción exterior bajo una misma dirección para alcanzarlos. Bajo mi punto de vista, se hace imprescindible establecer claramente la mayor preeminencia del presidente del gobierno y del Ministerio de Asuntos Exteriores y Cooperación (MAEC) en la función de dirigir la política exterior. Por otro lado, es fundamental democratizar y hacer más participativa la acción exterior, reconociendo la labor de los distintos agentes que, de hecho, participan en ella (como las Comunidades Autónomas y ayuntamientos, las organizaciones empresariales y sindicales, el mundo de la cultura, los partidos políticos y los parlamentos, etc.). Es decir, se trataría de preservar el papel preponderante del presidente y del MAEC a la vez que se promueve activamente la necesaria coordinación institucional. De hecho, nos hemos comprometido a elaborar una nueva norma sobre el servicio exterior a partir de un amplio diálogo con todas las fuerzas políticas, todas las Comunidades Autónomas y los colectivos implicados.

Dicha descoordinación existe y supone un importante lastre en términos de eficacia y eficiencia pero sobre todo en términos de transparencia y democracia, ya que existe una idea, muy extendida, de que es una política cerrada, arcana y secreta que sólo está al alcance de unos pocos. Para romper con esa dinámica, mejorar la coordinación, abrir la política exterior a la ciudadanía y abordar otros problemas (falta de coherencia de políticas, de priorización de las “3 des”, etc.), Podemos aboga por una reforma a fondo del proceso de creación e implementación de la política exterior, proponiendo:

  1. La creación de una Oficina de Derechos Humanos del Gobierno, dependiente de la Presidencia del Gobierno y cuyo responsable tendrá rango de Secretaría de Estado, para coordinar la acción del gobierno en el desarrollo de los derechos humanos, con funciones ejecutivas en el cumplimiento de los compromisos internacionales de España en materia de derechos humanos, tanto derechos civiles y políticos como derechos económicos y sociales, de la infancia y la equidad de género, tanto en el ámbito interno como en toda la acción exterior del Estados.
  2. Dicha oficina coordinará la labor de todos los Ministerios a través de una comisión interministerial de Política y Acción Exterior, actuará en coordinación con la oficina del Defensor del Pueblo y rendirá cuentas de su actividad y gestión mensualmente a las Cortes. Además, creará en su seno una Comisión Estatal de Derechos Humanos con representantes de las ONG y organizaciones civiles y sociales de defensa de los derechos humanos, y organizaciones profesionales (Consejo General de la Abogacía…), que tendrá funciones asesoras y consultivas pero también de evaluación y rendición de cuentas. Dicha oficina coordinará el desarrollo y puesta en práctica del Plan Nacional de Derechos Humanos y Equidad de Género. También se creará una Unidad de Género en el Ministerio de Asuntos Exteriores y de Cooperación que realice una evaluación de género en la política exterior española.
  3. La reforma de los procesos de elaboración e implementación de las políticas y estratégicas de política exterior (temáticas o sectoriales, geográficas, etc.) que incluya, entre otras, la creación de un Consejo Ciudadano para la Política Exterior que promueva la participación de la sociedad civil en la elaboración, implementación, supervisión, control y evaluación de la política exterior. También habrá que mejorar la transparencia y rendición de cuentas de todos los ministerios implicados en la acción exterior ante el Parlamento, la Defensoría del Pueblo y otros mecanismos de control democrático, así como ante la sociedad civil.

Creo que los gobiernos del PP y del PSOE han abusado de la politización de dichos instrumentos y, sin embargo, no han invertido el liderazgo político necesario para impulsar nuestra acción exterior. La política exterior debe estar vertebrada desde un claro liderazgo en Presidencia. Pero ello no significa que los políticos deban estar a cargo de la planificación, el diseño o la implementación y mucho menos la evaluación. Hemos de reducir al máximo el nombramiento de políticos en embajadas o representaciones ante organizaciones internacionales. Hemos de devolver al funcionario la independencia y los medios para tener incentivos en mejorar nuestra acción exterior en beneficio de nuestros ciudadanos. Tenemos que apoyarnos más en los profesionales españoles, sobre todo en los que trabajan en el exterior y volverlos a conectar con un proyecto de país.

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Más temas

Las preguntas

  1. ¿Cuáles serían, a su juicio, las tres grandes prioridades de la política exterior de España en los próximos cuatro años?
  2. ¿Cree que el peso y la proyección internacional de España son acordes con su dimensión y sus ambiciones? ¿Qué medidas o acciones propondría para mejorar el papel internacional de nuestro país?
  3. La Unión Europea (UE) parece lejos de alcanzar su objetivo de convertirse en un actor global: ¿cómo cree que se podría fortalecer la posición de la UE en el mundo y su influencia en los asuntos internacionales?
  4. Como objetivo a medio y largo plazo, ¿sería partidario de una Europa federal o de avanzar con decisión hacia unos verdaderos “Estados Unidos de Europa”?
  5. Los países europeos han reducido drásticamente sus presupuestos de defensa como consecuencia de la crisis. En un escenario de crecientes focos de tensión e inseguridad, la OTAN acordó a fines de 2014 aumentarlos gradualmente hasta alcanzar el 2% del PIB, con un importante componente de I+D+I. Por otra parte, se avanza gradualmente hacia la Europa de la Defensa. ¿Comparte esos objetivos? ¿Cuáles cree que debieran ser las prioridades?
  6. ¿Es partidario de mantener, reducir o incrementar la participación de España en misiones internacionales?
  7. El Congreso ha autorizado recientemente la utilización, con carácter permanente, de la base de Morón por parte de EEUU para misiones en África, con las limitaciones que establecen los convenios bilaterales. ¿Qué reflexión le sugiere esta decisión?
  8. La UE ha avanzado en los últimos años en la conclusión de acuerdos de libre comercio. Tras Centroamérica y los países de la Comunidad Andina, se han concluido, entre otros, con Corea del Sur y Canadá, estando abiertas negociaciones con Mercosur, la India y EEUU. En este último caso, ¿qué requisitos debiera cumplir el TTIP que se negocia entre la UE y EEUU?
  9. China es vista por las empresas europeas como un inmenso mercado, pero también como un competidor agresivo que juega con ventaja: ¿cómo cree que debe actuarse frente a esa competencia? ¿es partidario de medidas proteccionistas?
  10. España tiene un fuerte déficit energético que reduce su autonomía y lastra nuestra balanza comercial. ¿Qué medidas de medio y largo plazo propondría para reducirlo y revertir la situación actual?
  11. Los recursos destinados por España a Ayuda Oficial para el Desarrollo (AOD) se han reducido a menos de la mitad durante la crisis. ¿Qué medidas propondría para recuperar los niveles anteriores y avanzar hacia el objetivo del 0,7% del PIB? ¿Sería partidario de consagrar ese objetivo en una Ley, como lo ha hecho el Reino Unido?
  12. Buena parte de los países de nuestro entorno cuentan con “estrategias de marca-país”. ¿Considera adecuada la iniciativa de Marca España? ¿Cree que debe ser modificada?; en caso afirmativo, ¿en qué dirección?
  13. Y hablando de estrategias, en la presente legislatura se han aprobado, además de una Ley de Acción y del Servicio Exterior del Estado, sendos documentos estratégicos de Acción Exterior y de Seguridad, sin que se haya alcanzado un grado importante de consenso en las dos primeras. ¿Cree necesarios estos instrumentos? ¿Cuál cree que debe ser su futuro en la próxima legislatura?
  14. Con 500 millones de hablantes, el español es la segunda lengua del mundo –y la tercera en Internet–. ¿Cómo cree que España debiera aprovechar ese peso de la lengua y la cultura “en español”?
  15. ¿Cómo valora la actual relación Iberoamericana? ¿Cómo cree que podría renovarse y reforzarse?
  16. El conflicto surgido tras la intervención de Rusia en Ucrania y la anexión de Crimea ha quebrado el objetivo de contar con Rusia como socio en la seguridad, estabilidad y prosperidad de Europa. ¿Cómo cree que se podría reconstruir la confianza y recuperar ese objetivo?
  17. La “primavera árabe” ha devenido en un escenario de conflictos en unos casos y, en otros, de amenazas a la estabilidad y la seguridad de los países del sur del Mediterráneo. ¿Cuáles debieran ser los objetivos de España ante ese escenario?
  18. Marruecos, por vecindad y por razones de toda índole –migratorias, económicas y de seguridad– es un país muy importante para España. ¿Qué medidas propondría para fortalecer esa relación?
  19. A veces se señala que los instrumentos de acción exterior española (diplomacia, comercio, cultura, seguridad, cooperación, etc.) están descoordinados por mala cooperación entre el sector público y privado, por conflictos ocasionales con las comunidades autónomas o por fragmentación departamental. ¿Qué cambios cree necesarios para vertebrar mejor esos instrumentos? ¿Qué papel cree que debe asumir la Presidencia del Gobierno en ese sentido?
  20. ¿Considera que en España cabe hablar de consenso en los grandes ejes de nuestra política exterior? ¿Cree que, como suele decirse, por su naturaleza, la política exterior requiere de ese consenso?
  21. En caso afirmativo, ¿cómo podría articularse un entendimiento amplio que diese estabilidad a la política exterior de España?