La política exterior del próximo gobierno

2. ¿Cree que el peso y la proyección internacional de España son acordes con su dimensión y sus ambiciones? ¿Qué medidas o acciones propondría para mejorar el papel internacional de nuestro país?

Partido Popular

Es evidente que en España –como en todos los países– tenemos una serie de condicionantes históricos, geográficos, demográficos, económicos y políticos. A mí, más que determinar nuestro peso en un momento dado, lo que me preocupa es nuestro nivel de ambición. Como he señalado, lo esencial es un país fuerte y estable. A partir de ahí nuestro trabajo, nuestra inteligencia, nuestro dinamismo y nuestra determinación nos permitirán proyectarnos hacia fuera, ser mejores, influir más. A veces se ha dicho con un cierto tono de fatalismo/resignación que no podemos “pelear por encima de nuestro peso”. Yo creo que, con cautela, siempre debemos aspirar a más y esforzarnos para conseguirlo. Reducir nuestro nivel de ambición no parece razonable. Y recordemos una cosa: más peso implica más responsabilidad.

Actualmente, hasta diciembre de 2016, España es miembro del Consejo de Seguridad tras una campaña que nos exigió un gran esfuerzo. Ello es una muestra que nuestro buen hacer es reconocido por la Comunidad Internacional. Nuestra pertenencia al Consejo de Seguridad nos da una gran proyección internacional que supone al mismo tiempo una responsabilidad y una oportunidad para influir las decisiones. Yo otorgo gran importancia al sistema de Naciones Unidas y al hecho de estar en el Consejo de Seguridad, por ello, he querido presidir una sesión del mismo dedicada a Mujer, Paz y Seguridad.

España no está jugando en este momento el papel que debiera, ni está asumiendo la parte de responsabilidad internacional que nuestros ciudadanos y nuestros socios y amigos esperan. España debe volver a ocupar el espacio internacional que le corresponde por su población, economía, cultura e historia. Debemos estar presentes en todos los foros en los que se decidan aspectos que afecten a nuestro país y a nuestros ciudadanos. Y debemos hacerlo de manera proactiva, con ideas, propuestas y trabajando conjuntamente con el resto de miembros de la Comunidad Internacional. Nuestro país debe recuperar unos rasgos de identidad propios en el mundo de los que carecemos actualmente:

  1. Actor de un nuevo impulso a largo plazo para la UE.
  2. Participante con voz propia y constructiva en las soluciones a los desafíos, al menos, en Ucrania, el Magreb, el Sahel, Oriente Medio y América Latina.
  3. Referente en solidaridad internacional y en la promoción y defensa de los Derechos Humanos.
  4. Innovador en políticas migratorias, de asilo y refugio.

España es una potencia de grado medio capaz de ejercer una cierta influencia regional. Nuestra posición geoestratégica, de frontera, define nuestro entorno natural, Europa, y al mismo tiempo una zona clave de influencia, el Mediterráneo y el mundo árabe. Nuestra historia nos brinda también una presencia y una relación especial con Iberoamérica. En estas áreas de influencia contamos con una ventaja comparativa y por ello han sido tradicionalmente nuestras prioridades en política exterior.

Sin embargo, en los últimos 30 años, la integración europea ha consumido la mayor parte de nuestros esfuerzos internacionales, una situación lógica ya que había que superar el aislamiento de la dictadura franquista. Europa era nuestra asignatura pendiente.

Para convertirse en un “referente internacional” y ampliar su capacidad de iniciativa, creemos que España debe marcar un perfil propio dentro del marco europeo, asumiendo y desarrollando una política exterior coherente con sus principios inspiradores, de defensa de los derechos humanos y del bien común por encima de intereses partidistas o nacionales. Eso hacen las “3 des” que regirán el conjunto de nuestra acción exterior, tanto en la teoría como en la práctica: colocarnos en una posición de referencia, y otorgarnos un margen de acción transversal y reconocido como actor comprometido con los derechos humanos y la equidad de género, la democracia y el desarrollo sostenible en el conjunto de la escena internacional.

Nuestra presencia internacional es reactiva, poco estratégica y cortoplacista, acorde al nivel de inversión política realizada. Tradicionalmente, se ha valorado más tener cierta visibilidad política que generar un impacto real o defender los intereses de nuestros ciudadanos. En C’s buscamos proyectos de largo plazo y con ambiciones políticas ligadas a la ciudadanía. Hay muchos ejemplos de esta orientación seguida por los últimos gobiernos del PP y del PSOE (“Unión por el Mediterráneo”, “Alianza de Civilizaciones”,...) que no han apoyado la oportunidad en una estrategia coherente y liderada a nivel político. España tiene potencial y capacidad para incidir mucho más internacionalmente si aprovecha mejor su capital humano e invierte en reformar su organización económica, social y política. Una buena forma de proyectarse fuera es ser ejemplar en ámbitos como la competitividad de nuestras empresas, pymes y emprendedores, la I+D+i, la innovación social y la producción cultural. Necesitamos un internacionalismo más maduro y un europeísmo más comprometido en nuestros cuadros políticos, nuestras administraciones y nuestra sociedad civil. Por ello, hay que apoyar la atracción de talento y la inversión en capital humano de profesionales que colaboren con la estrategia exterior. Algunas de nuestras medidas van en esa línea: creación de consulados científicos, reforma del estatuto de cooperante, transparencia en el nombramiento de embajadores y reforma del reglamento del Congreso de los Diputados.

Comparte en Twitter tu propuesta favorita:

Más temas

Las preguntas

  1. ¿Cuáles serían, a su juicio, las tres grandes prioridades de la política exterior de España en los próximos cuatro años?
  2. ¿Cree que el peso y la proyección internacional de España son acordes con su dimensión y sus ambiciones? ¿Qué medidas o acciones propondría para mejorar el papel internacional de nuestro país?
  3. La Unión Europea (UE) parece lejos de alcanzar su objetivo de convertirse en un actor global: ¿cómo cree que se podría fortalecer la posición de la UE en el mundo y su influencia en los asuntos internacionales?
  4. Como objetivo a medio y largo plazo, ¿sería partidario de una Europa federal o de avanzar con decisión hacia unos verdaderos “Estados Unidos de Europa”?
  5. Los países europeos han reducido drásticamente sus presupuestos de defensa como consecuencia de la crisis. En un escenario de crecientes focos de tensión e inseguridad, la OTAN acordó a fines de 2014 aumentarlos gradualmente hasta alcanzar el 2% del PIB, con un importante componente de I+D+I. Por otra parte, se avanza gradualmente hacia la Europa de la Defensa. ¿Comparte esos objetivos? ¿Cuáles cree que debieran ser las prioridades?
  6. ¿Es partidario de mantener, reducir o incrementar la participación de España en misiones internacionales?
  7. El Congreso ha autorizado recientemente la utilización, con carácter permanente, de la base de Morón por parte de EEUU para misiones en África, con las limitaciones que establecen los convenios bilaterales. ¿Qué reflexión le sugiere esta decisión?
  8. La UE ha avanzado en los últimos años en la conclusión de acuerdos de libre comercio. Tras Centroamérica y los países de la Comunidad Andina, se han concluido, entre otros, con Corea del Sur y Canadá, estando abiertas negociaciones con Mercosur, la India y EEUU. En este último caso, ¿qué requisitos debiera cumplir el TTIP que se negocia entre la UE y EEUU?
  9. China es vista por las empresas europeas como un inmenso mercado, pero también como un competidor agresivo que juega con ventaja: ¿cómo cree que debe actuarse frente a esa competencia? ¿es partidario de medidas proteccionistas?
  10. España tiene un fuerte déficit energético que reduce su autonomía y lastra nuestra balanza comercial. ¿Qué medidas de medio y largo plazo propondría para reducirlo y revertir la situación actual?
  11. Los recursos destinados por España a Ayuda Oficial para el Desarrollo (AOD) se han reducido a menos de la mitad durante la crisis. ¿Qué medidas propondría para recuperar los niveles anteriores y avanzar hacia el objetivo del 0,7% del PIB? ¿Sería partidario de consagrar ese objetivo en una Ley, como lo ha hecho el Reino Unido?
  12. Buena parte de los países de nuestro entorno cuentan con “estrategias de marca-país”. ¿Considera adecuada la iniciativa de Marca España? ¿Cree que debe ser modificada?; en caso afirmativo, ¿en qué dirección?
  13. Y hablando de estrategias, en la presente legislatura se han aprobado, además de una Ley de Acción y del Servicio Exterior del Estado, sendos documentos estratégicos de Acción Exterior y de Seguridad, sin que se haya alcanzado un grado importante de consenso en las dos primeras. ¿Cree necesarios estos instrumentos? ¿Cuál cree que debe ser su futuro en la próxima legislatura?
  14. Con 500 millones de hablantes, el español es la segunda lengua del mundo –y la tercera en Internet–. ¿Cómo cree que España debiera aprovechar ese peso de la lengua y la cultura “en español”?
  15. ¿Cómo valora la actual relación Iberoamericana? ¿Cómo cree que podría renovarse y reforzarse?
  16. El conflicto surgido tras la intervención de Rusia en Ucrania y la anexión de Crimea ha quebrado el objetivo de contar con Rusia como socio en la seguridad, estabilidad y prosperidad de Europa. ¿Cómo cree que se podría reconstruir la confianza y recuperar ese objetivo?
  17. La “primavera árabe” ha devenido en un escenario de conflictos en unos casos y, en otros, de amenazas a la estabilidad y la seguridad de los países del sur del Mediterráneo. ¿Cuáles debieran ser los objetivos de España ante ese escenario?
  18. Marruecos, por vecindad y por razones de toda índole –migratorias, económicas y de seguridad– es un país muy importante para España. ¿Qué medidas propondría para fortalecer esa relación?
  19. A veces se señala que los instrumentos de acción exterior española (diplomacia, comercio, cultura, seguridad, cooperación, etc.) están descoordinados por mala cooperación entre el sector público y privado, por conflictos ocasionales con las comunidades autónomas o por fragmentación departamental. ¿Qué cambios cree necesarios para vertebrar mejor esos instrumentos? ¿Qué papel cree que debe asumir la Presidencia del Gobierno en ese sentido?
  20. ¿Considera que en España cabe hablar de consenso en los grandes ejes de nuestra política exterior? ¿Cree que, como suele decirse, por su naturaleza, la política exterior requiere de ese consenso?
  21. En caso afirmativo, ¿cómo podría articularse un entendimiento amplio que diese estabilidad a la política exterior de España?