La política exterior del próximo gobierno

5. Los países europeos han reducido drásticamente sus presupuestos de defensa como consecuencia de la crisis. En un escenario de crecientes focos de tensión e inseguridad, la OTAN acordó a fines de 2014 aumentarlos gradualmente hasta alcanzar el 2% del PIB, con un importante componente de I+D+I. Por otra parte, se avanza gradualmente hacia la Europa de la Defensa. ¿Comparte esos objetivos? ¿Cuáles cree que debieran ser las prioridades?

Partido Popular

España cree que es necesario compartir la carga financiera, especialmente tras años de continuas reducciones en una situación de crisis. No obstante, este reparto debe tener en cuenta la situación económica de cada país, la sostenibilidad de los compromisos que se adquieren y, especialmente, las contribuciones reales de cada aliado a la seguridad.

El porcentaje del PIB que se dedica a defensa no es fiel reflejo del esfuerzo real que se realiza. Lo importante no es sólo “lo que gastamos” sino “cómo lo hacemos” y nuestra aportación a otras organizaciones internacionales, pues la seguridad trasnacional trasciende del marco de la Alianza (UE, Naciones Unidas o 5+5 de Defensa). España exporta estabilidad y contribuye con eficacia a la seguridad global.

Hemos mostrado nuestra voluntad de cumplir con los compromisos legales frenando la tendencia decreciente de los presupuestos de Defensa en 2013 y aumentándolos ligeramente en 2014 y 2015.

España apoya los avances hacia la Europa de la Defensa y por ello ha priorizado su participación en las Operaciones UE, donde es uno de los mayores contribuyentes. Estamos presentes en todos los teatros de operaciones de la Política Común de Seguridad y Defensa (PCSD) y recientemente hemos liderado la misión en Mali.

Como partido de gobierno que somos, el PSOE ha apoyado, por lo general, los acuerdos alcanzados por España en el seno de las organizaciones a las que pertenecemos. En relación con el asunto concreto que se nos plantea, no nos hemos opuesto al mismo, siempre que la tendencia señalada por la OTAN sea gradual. Además, la política de inversión en defensa no puede abstraerse de la situación económica y, en ningún caso, puede desplazar la atención presupuestaria de necesidades sociales, como la educación, la sanidad o los servicios sociales. No cabe duda de que las prioridades en defensa deben ser aquellas inversiones que garanticen la adecuada operatividad de nuestras fuerzas armadas en plenas condiciones de seguridad. En este sentido, hemos propuesto, sin obtener aceptación ni respuesta por parte del gobierno:

  1. La programación plurianual de las inversiones en política de defensa.
  2. La reprogramación, renegociación y revisión de los planes especiales de armamento.
  3. Ha de incentivarse la inversión en I+D+i, en especial en aquellos aspectos relacionados con los nuevos riesgos para la seguridad nacional. Todo ello debe realizarse desde la perspectiva de una mayor interconexión e integración de la industria de defensa europea.

Podemos aboga por una reforma de la actual arquitectura internacional de paz y seguridad para que la seguridad y defensa se centre, sobre todo, en garantizar los derechos humanos y la equidad de género, la democracia y el desarrollo sostenible. Por ello abogamos por una comprensión de las amenazas de seguridad que, además de tener en cuenta sus síntomas, considere las causas profundas de esos retos.

La respuesta militar no puede ser ni la única ni la principal respuesta a muchas de las amenazas internacionales que afrontamos hoy en día, sobre todo cuando vemos que hay una desigualdad estructural que está en el origen de muchos conflictos, con raíces en la miseria, la exclusión y la intolerancia. De ahí que aboguemos por una reorientación de la participación de España en arquitecturas regionales de paz y seguridad como las de la OTAN y la UE, para promover que esa agenda integrada, multidimensional, no priorice únicamente las soluciones militares o de seguridad. Además, estas últimas deben priorizar sobre todo la protección de civiles y los derechos humanos de la población (en especial de las mujeres y niñas), algo que no siempre ha ocurrido.

En este sentido, no compartimos muchas de las decisiones recientes del gobierno, como la adquisición de drones de combate o la integración de la base de Morón en el Mando Africano del ejército de EEUU.

Por otro lado, el compromiso de incrementar el gasto en defensa actualmente es inasumible. Con la excepción de EEUU, sólo Grecia, Polonia y el Reino Unido mantienen niveles de gasto militar acordes con esta propuesta. España hace frente a un escenario fiscal restrictivo, en el que aumentar el gasto en defensa no es prioritario.

Consideramos, por ello, que la integración de los sistemas de defensa europeos ofrece una oportunidad única para reducir el gasto y optimizar las capacidades de defensa de la UE al mismo tiempo. La integración debe venir acompañada de una mayor autonomía política de Europa con respecto a EEUU, que es quien continúa tomando la iniciativa ante las crisis de seguridad.

En nuestra opinión, el actual paradigma intervencionista y securitario liderado por EEUU ha producido y produce resultados desastrosos, como estamos comprobando en Libia, Irak, Siria y Yemen. Además, la expansión de la OTAN hacia el Este europeo ha alimentado una creciente inestabilidad en la vecindad oriental de la UE, al generar una lógica percepción de amenaza en Rusia. Europa debe entenderse con Rusia, a pesar de todas sus diferencias y problemas y dando los pasos necesarios para tratarlas constructivamente. Este enfrentamiento que recuerda a lo peor de la Guerra Fría no es sensato ni política, ni cultural ni económicamente, es contrario a los intereses de Europa y sus resultados son desastrosos. Es necesaria, en general, una reorientación profunda de la política de vecinazgo europea.

Alcanzar esa cifra en una década no es realista. Es necesario asumir compromisos realistas y coherentes con las capacidades de cada socio. España asumió compromisos en la década pasada que comprometen de facto su participación en operaciones internacionales. Ello significa que la planificación debe seguir criterios de operatividad de la acción conjunta. Creemos en una mayor implicación de la Unión en el ámbito de la defensa y en una mayor colaboración con la OTAN. Europa debe dotarse de una arquitectura de seguridad que dé respuesta a los desafíos de nuestro entorno (terrorismo, crimen organizado, ciberseguridad, evasión fiscal...). Ello no es sólo cuestión de capacidades sino de una verdadera política común y para ello es necesario un mayor consenso político. Podemos ser complementarios pero debemos aspirar a ser decisivos en más ámbitos de nuestra seguridad y defensa. Nosotros defendemos la creación de un ejército europeo. El reto es grande pues es necesario concertar las estrategias de nuestra industria militar europea con los objetivos políticos de la Unión y que ello esté legitimado por nuestra ciudadanía. Para lograr ese nivel de consenso hemos de progresar más en compartir una cultura de seguridad y defensa acorde a nuestros valores y principios.

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Más temas

Las preguntas

  1. ¿Cuáles serían, a su juicio, las tres grandes prioridades de la política exterior de España en los próximos cuatro años?
  2. ¿Cree que el peso y la proyección internacional de España son acordes con su dimensión y sus ambiciones? ¿Qué medidas o acciones propondría para mejorar el papel internacional de nuestro país?
  3. La Unión Europea (UE) parece lejos de alcanzar su objetivo de convertirse en un actor global: ¿cómo cree que se podría fortalecer la posición de la UE en el mundo y su influencia en los asuntos internacionales?
  4. Como objetivo a medio y largo plazo, ¿sería partidario de una Europa federal o de avanzar con decisión hacia unos verdaderos “Estados Unidos de Europa”?
  5. Los países europeos han reducido drásticamente sus presupuestos de defensa como consecuencia de la crisis. En un escenario de crecientes focos de tensión e inseguridad, la OTAN acordó a fines de 2014 aumentarlos gradualmente hasta alcanzar el 2% del PIB, con un importante componente de I+D+I. Por otra parte, se avanza gradualmente hacia la Europa de la Defensa. ¿Comparte esos objetivos? ¿Cuáles cree que debieran ser las prioridades?
  6. ¿Es partidario de mantener, reducir o incrementar la participación de España en misiones internacionales?
  7. El Congreso ha autorizado recientemente la utilización, con carácter permanente, de la base de Morón por parte de EEUU para misiones en África, con las limitaciones que establecen los convenios bilaterales. ¿Qué reflexión le sugiere esta decisión?
  8. La UE ha avanzado en los últimos años en la conclusión de acuerdos de libre comercio. Tras Centroamérica y los países de la Comunidad Andina, se han concluido, entre otros, con Corea del Sur y Canadá, estando abiertas negociaciones con Mercosur, la India y EEUU. En este último caso, ¿qué requisitos debiera cumplir el TTIP que se negocia entre la UE y EEUU?
  9. China es vista por las empresas europeas como un inmenso mercado, pero también como un competidor agresivo que juega con ventaja: ¿cómo cree que debe actuarse frente a esa competencia? ¿es partidario de medidas proteccionistas?
  10. España tiene un fuerte déficit energético que reduce su autonomía y lastra nuestra balanza comercial. ¿Qué medidas de medio y largo plazo propondría para reducirlo y revertir la situación actual?
  11. Los recursos destinados por España a Ayuda Oficial para el Desarrollo (AOD) se han reducido a menos de la mitad durante la crisis. ¿Qué medidas propondría para recuperar los niveles anteriores y avanzar hacia el objetivo del 0,7% del PIB? ¿Sería partidario de consagrar ese objetivo en una Ley, como lo ha hecho el Reino Unido?
  12. Buena parte de los países de nuestro entorno cuentan con “estrategias de marca-país”. ¿Considera adecuada la iniciativa de Marca España? ¿Cree que debe ser modificada?; en caso afirmativo, ¿en qué dirección?
  13. Y hablando de estrategias, en la presente legislatura se han aprobado, además de una Ley de Acción y del Servicio Exterior del Estado, sendos documentos estratégicos de Acción Exterior y de Seguridad, sin que se haya alcanzado un grado importante de consenso en las dos primeras. ¿Cree necesarios estos instrumentos? ¿Cuál cree que debe ser su futuro en la próxima legislatura?
  14. Con 500 millones de hablantes, el español es la segunda lengua del mundo –y la tercera en Internet–. ¿Cómo cree que España debiera aprovechar ese peso de la lengua y la cultura “en español”?
  15. ¿Cómo valora la actual relación Iberoamericana? ¿Cómo cree que podría renovarse y reforzarse?
  16. El conflicto surgido tras la intervención de Rusia en Ucrania y la anexión de Crimea ha quebrado el objetivo de contar con Rusia como socio en la seguridad, estabilidad y prosperidad de Europa. ¿Cómo cree que se podría reconstruir la confianza y recuperar ese objetivo?
  17. La “primavera árabe” ha devenido en un escenario de conflictos en unos casos y, en otros, de amenazas a la estabilidad y la seguridad de los países del sur del Mediterráneo. ¿Cuáles debieran ser los objetivos de España ante ese escenario?
  18. Marruecos, por vecindad y por razones de toda índole –migratorias, económicas y de seguridad– es un país muy importante para España. ¿Qué medidas propondría para fortalecer esa relación?
  19. A veces se señala que los instrumentos de acción exterior española (diplomacia, comercio, cultura, seguridad, cooperación, etc.) están descoordinados por mala cooperación entre el sector público y privado, por conflictos ocasionales con las comunidades autónomas o por fragmentación departamental. ¿Qué cambios cree necesarios para vertebrar mejor esos instrumentos? ¿Qué papel cree que debe asumir la Presidencia del Gobierno en ese sentido?
  20. ¿Considera que en España cabe hablar de consenso en los grandes ejes de nuestra política exterior? ¿Cree que, como suele decirse, por su naturaleza, la política exterior requiere de ese consenso?
  21. En caso afirmativo, ¿cómo podría articularse un entendimiento amplio que diese estabilidad a la política exterior de España?