Nuestra relación con la región es excelente. Desde mi llegada al gobierno he prestado especial atención a América Latina, intentado desarrollar una relación de igual a igual, más equilibrada. España apoya los diferentes procesos de integración regional, entre otros, CELAC, UNASUR, Alianza del Pacífico, Mercosur... Todos pueden aportar cosas para mejorar el bienestar de los ciudadanos, que es nuestro objetivo último. Hay que seguir trabajando en la reforma de la Comunidad Iberoamericana, enriqueciéndola y potenciando sus relaciones con la UE en las que tanto España como Portugal estamos especialmente interesados.
En el ámbito político debemos seguir potenciando nuestra capacidad de interlocución con toda la región y fortalecer las relaciones bilaterales en función de las circunstancias y especificidades de cada país.
En el ámbito comercial hay que incrementar los intercambios, aún por debajo de su potencial, fomentando la conclusión de acuerdos de libre comercio con la UE y la modernización de los ya existentes. Asimismo, la importante inversión española –que tiene una decidida vocación de permanencia– debe fomentarse y para ello lo más importante es la seguridad jurídica. Además, debemos de buscar vías para atraer inversión latinoamericana a España, esto es, un camino de doble sentido.
La cooperación al desarrollo ha de evolucionar en función de las necesidades de unos países que ya son en su mayoría de renta media y que necesitan ayuda en sus procesos de modernización institucional, innovación tecnológica y transferencia de conocimiento. Todo ello sin olvidar enfoques más tradicionales de la cooperación al desarrollo.
Quiero destacar la importancia que le hemos otorgado a la Alianza del Pacífico. España fue el primer país europeo en convertirse en Estado Observador, mostrando un liderazgo que luego han seguido otros muchos países. La Alianza del Pacífico encarna valores que compartimos, como es el libre comercio. Esa libertad debe estar unida a la mejora en la circulación de personas y, por ello, España impulsó y logró tras una intensa campaña en la UE la exención del requisito del visado Schengen para los ciudadanos peruanos y colombianos.
América Latina es imprescindible para España en todos los ámbitos. Con los países latinoamericanos formamos una comunidad de valores e intereses que contribuye a nuestro desarrollo y nos aporta valor añadido en nuestra proyección global. En los últimos años la región ha experimentado un considerable desarrollo económico y social, con creciente protagonismo de su sociedad civil. Las distintas iniciativas de cooperación e integración regionales que se están desarrollando son una oportunidad para hacer avanzar al conjunto de la región en el escenario global. América Latina se siente más segura de sí misma. Tiene la capacidad y la voluntad de abordar sus propios retos de manera coordinada, privilegiando el diálogo y la concertación. Y también tiene la capacidad y la voluntad de participar en los asuntos internacionales.
Y sin embargo, tengo la sensación de que, en esta última legislatura, España ha sido menguante en América Latina. A pesar de que nuestro país ha sido uno de los pocos países desarrollados, quizá el único, que ha diseñado y puesto en marcha una política global hacia la región, tengo la sensación de que hemos perdido una oportunidad. Los socialistas queremos redoblar el esfuerzo en la relación con Iberoamérica como eje estratégico. Y lo queremos hacer recuperando la importancia central de la política a través de una relación renovada, basada en el respeto, el reconocimiento y la simetría. Una relación basada en la colaboración y la concertación, en el esfuerzo compartido. Es fundamental desarrollar un diálogo directo y asegurar una interlocución sólida, fluida y permanente con todos y cada uno de los gobiernos iberoamericanos, que nos permita abordar, por ejemplo, los asuntos referidos a la promoción de los derechos y libertades y la protección de los derechos humanos en la región. El diálogo no es necesariamente sinónimo de acuerdo. Pero, sin duda, ese diálogo y un marco de relaciones políticas sólido es el que nos permite superar nuestras diferencias, tejer compromisos, impulsar las relaciones económicas y comerciales, y conseguir resultados concretos. La Comunidad Iberoamericana de Naciones es otro instrumento que debemos impulsar y profundizar, dando paso al intercambio y relación de nuestras sociedades civiles más allá de las relaciones políticas.
Desde Podemos abogamos por una relación renovada y de “igual a igual” con América Latina sin caer en el tutelaje en el que España ha querido ejercer en el pasado sobre la región. Podemos pretende reforzar las relaciones con las nuevas realidades regionales (CELAC, UNASUR, etc.) e impulsar que la UE amplíe sus relaciones con estas organizaciones con el fin de promover un desarrollo económico y social inclusivo y sostenible.
En el actual contexto económico queremos favorecer la inter-migración con el fin de responder a las necesidades de ambas regiones. Proteger los derechos de los emigrantes españoles en América Latina y de los latinoamericanos en España debe ser una prioridad gubernamental.
Queremos poner a disposición de los países de la región el papel de España como mediador y, en este sentido, acompañar y contribuir a la implementación de los acuerdos relativos a las conversaciones de paz en Colombia. Nos comprometemos también a promover el respeto a los derechos humanos y la equidad de género en la región, apoyando, por ejemplo, los actuales procesos populares de lucha contra la impunidad y la corrupción en Centroamérica. Finalmente, promoveremos la normalización progresiva de las relaciones políticas y comerciales con Cuba a nivel bilateral y multilateral, incluyendo la supresión inmediata de la posición común de la UE de 1996. España debe tender una mano amiga y sincera hacia América.
La relación pasa por una cierta indefinición y falta de objetivos de futuro. Ello es debido a la fragmentación política de la región y también a la pérdida de peso de España en el ámbito internacional. Se debe avanzar en proyectos conjuntos entre iguales que respondan mejor a las necesidades e intereses de los países de la región. Hay muchos ámbitos en los que se puede profundizar en la relación (educación, tecnología, investigación) pero hemos de hacerlo no con el business as usual sino con nuevos instrumentos de cooperación, más flexibles, menos burocráticos y mejor adaptados a las realidades.