España cree que es necesario compartir la carga financiera, especialmente tras años de continuas reducciones en una situación de crisis. No obstante, este reparto debe tener en cuenta la situación económica de cada país, la sostenibilidad de los compromisos que se adquieren y, especialmente, las contribuciones reales de cada aliado a la seguridad.
El porcentaje del PIB que se dedica a defensa no es fiel reflejo del esfuerzo real que se realiza. Lo importante no es sólo “lo que gastamos” sino “cómo lo hacemos” y nuestra aportación a otras organizaciones internacionales, pues la seguridad trasnacional trasciende del marco de la Alianza (UE, Naciones Unidas o 5+5 de Defensa). España exporta estabilidad y contribuye con eficacia a la seguridad global.
Hemos mostrado nuestra voluntad de cumplir con los compromisos legales frenando la tendencia decreciente de los presupuestos de Defensa en 2013 y aumentándolos ligeramente en 2014 y 2015.
España apoya los avances hacia la Europa de la Defensa y por ello ha priorizado su participación en las Operaciones UE, donde es uno de los mayores contribuyentes. Estamos presentes en todos los teatros de operaciones de la Política Común de Seguridad y Defensa (PCSD) y recientemente hemos liderado la misión en Mali.
Como partido de gobierno que somos, el PSOE ha apoyado, por lo general, los acuerdos alcanzados por España en el seno de las organizaciones a las que pertenecemos. En relación con el asunto concreto que se nos plantea, no nos hemos opuesto al mismo, siempre que la tendencia señalada por la OTAN sea gradual. Además, la política de inversión en defensa no puede abstraerse de la situación económica y, en ningún caso, puede desplazar la atención presupuestaria de necesidades sociales, como la educación, la sanidad o los servicios sociales. No cabe duda de que las prioridades en defensa deben ser aquellas inversiones que garanticen la adecuada operatividad de nuestras fuerzas armadas en plenas condiciones de seguridad. En este sentido, hemos propuesto, sin obtener aceptación ni respuesta por parte del gobierno:
Podemos aboga por una reforma de la actual arquitectura internacional de paz y seguridad para que la seguridad y defensa se centre, sobre todo, en garantizar los derechos humanos y la equidad de género, la democracia y el desarrollo sostenible. Por ello abogamos por una comprensión de las amenazas de seguridad que, además de tener en cuenta sus síntomas, considere las causas profundas de esos retos.
La respuesta militar no puede ser ni la única ni la principal respuesta a muchas de las amenazas internacionales que afrontamos hoy en día, sobre todo cuando vemos que hay una desigualdad estructural que está en el origen de muchos conflictos, con raíces en la miseria, la exclusión y la intolerancia. De ahí que aboguemos por una reorientación de la participación de España en arquitecturas regionales de paz y seguridad como las de la OTAN y la UE, para promover que esa agenda integrada, multidimensional, no priorice únicamente las soluciones militares o de seguridad. Además, estas últimas deben priorizar sobre todo la protección de civiles y los derechos humanos de la población (en especial de las mujeres y niñas), algo que no siempre ha ocurrido.
En este sentido, no compartimos muchas de las decisiones recientes del gobierno, como la adquisición de drones de combate o la integración de la base de Morón en el Mando Africano del ejército de EEUU.
Por otro lado, el compromiso de incrementar el gasto en defensa actualmente es inasumible. Con la excepción de EEUU, sólo Grecia, Polonia y el Reino Unido mantienen niveles de gasto militar acordes con esta propuesta. España hace frente a un escenario fiscal restrictivo, en el que aumentar el gasto en defensa no es prioritario.
Consideramos, por ello, que la integración de los sistemas de defensa europeos ofrece una oportunidad única para reducir el gasto y optimizar las capacidades de defensa de la UE al mismo tiempo. La integración debe venir acompañada de una mayor autonomía política de Europa con respecto a EEUU, que es quien continúa tomando la iniciativa ante las crisis de seguridad.
En nuestra opinión, el actual paradigma intervencionista y securitario liderado por EEUU ha producido y produce resultados desastrosos, como estamos comprobando en Libia, Irak, Siria y Yemen. Además, la expansión de la OTAN hacia el Este europeo ha alimentado una creciente inestabilidad en la vecindad oriental de la UE, al generar una lógica percepción de amenaza en Rusia. Europa debe entenderse con Rusia, a pesar de todas sus diferencias y problemas y dando los pasos necesarios para tratarlas constructivamente. Este enfrentamiento que recuerda a lo peor de la Guerra Fría no es sensato ni política, ni cultural ni económicamente, es contrario a los intereses de Europa y sus resultados son desastrosos. Es necesaria, en general, una reorientación profunda de la política de vecinazgo europea.
Alcanzar esa cifra en una década no es realista. Es necesario asumir compromisos realistas y coherentes con las capacidades de cada socio. España asumió compromisos en la década pasada que comprometen de facto su participación en operaciones internacionales. Ello significa que la planificación debe seguir criterios de operatividad de la acción conjunta. Creemos en una mayor implicación de la Unión en el ámbito de la defensa y en una mayor colaboración con la OTAN. Europa debe dotarse de una arquitectura de seguridad que dé respuesta a los desafíos de nuestro entorno (terrorismo, crimen organizado, ciberseguridad, evasión fiscal...). Ello no es sólo cuestión de capacidades sino de una verdadera política común y para ello es necesario un mayor consenso político. Podemos ser complementarios pero debemos aspirar a ser decisivos en más ámbitos de nuestra seguridad y defensa. Nosotros defendemos la creación de un ejército europeo. El reto es grande pues es necesario concertar las estrategias de nuestra industria militar europea con los objetivos políticos de la Unión y que ello esté legitimado por nuestra ciudadanía. Para lograr ese nivel de consenso hemos de progresar más en compartir una cultura de seguridad y defensa acorde a nuestros valores y principios.